En la sala de la finca de Pablo Hermoso de Mendoza en Querétaro, una gran imagen llama la atención a poco de ingresar: una fotografía captada en la Plaza Mérida, en la que se ve el momento justo que el astado golpea al caballo del rejoneador navarro, cuyas cuatro patas están en el aire. La fotografía es oportuna, sensacional, tomada por la mágica lente de Ramón Celis Perera, quien se distingue por su calidad en la fotografía deportiva.

La imagen fue publicada en el Diario de Yucatán y el propio caballista, por medio de un correo electrónica, solicitó su adquisición.

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